“Reinas del descaro”

No es una carta, noticia, reportaje, serie periodística, ensayo, oratoria u otro tipo de escrito o trabajo. Es una columna de opinión luego de dos años.

Iba camino a mi trabajo en un día caluroso por Levittown Puerto Rico, cuando me puse a analizar el “tú te vienes conmigo” de la exponente del género urbano Natti Natasha en su canción Amantes de una noche junto al conejo malo, Bad Bunny. Es evidente que hasta cierto modo se hace una insinuación y referencia al orgasmo como culminación de un acto sexual. Un acto bueno. ¡Porque de ser malo no hay “tú te vienes conmigo” que valga!

Lo que es malo y bueno en el sexo, en las relaciones, aquí y allá, últimamente hay una cepa de mujeres que nos lo explican a través de sus canciones urbanas. Cuando comencé a escuchar trap quedé “patidifusa” como diría un buen puertorriqueño por lo explícito demás del contenido, porque fuerte siempre ha sido el reggaeton en su mayoría. Sin embargo al escuchar el Duro y Suave de Leslie Grace, el Sin Pijamas de Natty con Becky, Amantes de una noche, las partes de Criminal de Natty junto a Ozuna, Mi Cama de Karol, etc, quedé “patidifusa” pero de contenta.

Estamos acostumbradas como mujeres a que las insinuaciones sexuales que en las canciones de cualquier género se les hace a un hombre son en gran medida y en su gran mayoría muy disfrazadas y maquilladas. Porque en unas culturas tan patriarcales aún, aceptar que la mujer puede llegar a desear a un hombre sexualmente hablando es muy poco puro y literalmente malo. También, estamos acostumbradas a que las exponentes musicales les “tiren” con todo a los hombres por las infidelidades, llegadas tardes, falta de detalles, descuidos, machismo, abusos, abandonos, dominios y otros males. Demonizándolos y a la vez provocando el sentimiento de despojo de la tristeza. Claro, es esta última la primordial intención y como intenciones secundarias que la mujer se sienta fuerte y segura de sí misma aún en medio del fracaso amoroso.

No es negativo en lo absoluto que la mujer también pueda sentirse libre de poder decirle a un hombre “dale duro y suave que nadie sabe lo que entre tú y yo va a pasar” o “no traje pijama porque no me dio la gana baby hoy no vamo’ a dormir”. Tampoco es negativo que la mujer pueda exponer a través del género urbano que siempre se ha destacado por ser atrevido y sin tabúes, la idea de que el hombre pueda sentirse hasta cierto modo deseado. Sí. A causa de estas letras.

Mujerones. Ya mientras escuchamos el reggaeton que nos gusta y hacemos la película mental automática que corre como un video propio, auténtico y particular de la canción no tenemos que forzar y tergiversar tanto las escenas. Ahora es más sencillo. Todo lo que nos gusta está viniendo hasta de una voz y persona netamente femenina. Nos acostumbramos a imitar la voz gruesa de los exponentes del género en la canción que nos gusta y cambiar la “o” por la “a” para que quede a nuestro favor. Ahora está divino poder dejar la voz relajada y medio chillona. Sí. Así como en su mayoría es nuestra voz femenina.

Aún en medio de la libertad diversa que Leslie, Natti, Becky, Karol, la mismísima Ivy, entre tantas nos ofrecen a través del género urbano a nosotras las féminas de diversas partes de Latinoamérica y el mundo. Existen y continuarán existiendo mujeres y personas en general que insistan en opacar y tergiversar el trabajo artístico de estas mujeres. Sí. Alegando que están contribuyendo a la falta de respeto de la mujer e insinuando y provocando violaciones, sexo descontrolado, entre otros males históricamente ya existentes. Pero los hombres y mujeres de pensamientos críticos y de aceptación y análisis a la diversidad estamos seguros que necesitábamos la contribución que estas divas de la música urbana están haciendo. Marcando y abriendo un espacio a la mujer en ámbitos reconocidos por hombres en su mayoría como el reggaetón. En fin. A pesar de haber creado un balance entre “tú estás dura mamasita te fuiste de nivel” a un “yo estoy dura papasito te subo de nivel”, habrá quien las llame Reinas del descaro.    


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